Claro, dependiendo de lo que cada uno entienda por
abandonar. De acuerdo a mi propio concepto, nunca lo hice. No sin antes
evaluar y estar segura de que no quedaba ni un solo motivo relevante por el
cual continuar. Siempre, y especialmente en estos días, han resonado las
palabras de un poeta; que mi tía -profesora de declamación, entre otras cosas, y
aficionada a la poesía- me recitó muchas veces, desde mi niñez:
¡PIU AVANTI!
No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua, y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
Por supuesto que ya no soy la
misma que de niña, ni la que era hace dos años atrás. La vida, las vivencias,
las personas que se cruzan en nuestro camino y las distintas experiencias nos
van cambiando. Incluso, a veces, tuercen nuestro recorrido y nos llevan hacia nuevos
destinos. Pero, siempre, siempre, todo lo que nos sucede nos enriquece, nos
hace aprender y, sobre todo, crecer.
Como ya les he contado en mi
entrada anterior, este blog significó y significa mucho para mí. No voy a ser
reiterativa y a repetir lo ya dicho pero sí me parece oportuno mencionar la
respuesta a uno de mis tantos interrogantes de últimamente: ¿Por qué es tan
especial para mí "El diario de Aymará"? Porque me apasiona escribir. Porque es
mi espacio, donde puedo expresar lo que pienso y lo que siento. Porque la
elección del tema sobre el que voy a escribir, el modo de trasmitirlo y la
minuciosa elección de las imágenes (que, a excepción de un solo post, son fotografías propias) para complementar lo que quiero expresar alimentan y duplican mi inspiración original. Porque me conecta más conmigo misma y, en
consecuencia, también más y mejor con los demás. Porque desarrolla e
intensifica mi creatividad. Y porque descubrir que, a pesar de haber pasado dos
años, todavía hay lectores que siguen haciéndose presentes me llena de orgullo
(únicamente del bueno), de agradecimiento y de felicidad.
¿Habrá sido lo
suficientemente grande la transformación de aquella niña -que prestó la
atención necesaria como para recordar, todavía hoy, los versos de Almafuerte-
como para modificar su esencia y, esta vez, decidir abandonar?
En este espacio tan mío, tan privado, tan personal y, al
mismo tiempo, tan expuesto a todos los demás ¿queda, aún, algún motivo
relevante por el cual continuar? Muchas de mis aventuras y desventuras, las que siguieron
trascurriendo en Noruega (desde que dejé de escribir) y las que recomenzaron en Argentina (desde que decidí
regresar), quedaron en el tintero. Y con ellas, infinitas historias por contar.
Yo siempre luché por lo que
quería y nunca me amedrentaron los obstáculos. Puedo ser muy obstinada. Testaruda. Terca. Porfiada. No me doy por vencida con tanta facilidad. Entonces me pregunto: ¿Abandonar yo? Y la primera respuesta que me surge es: no. Jamás. Porque todavía queda mucha tela por cortar, varios cartuchos por quemar y más agua por pasar por debajo de este puente llamado "El diario de Aymará".
Antes de irme, les dejo
esta canción de Laura Pausini. Siento que está estrechamente relacionada con este
post y se la quiero dedicar a mi blog.
(video extraído de youtube)
Ahora sí me despido, hasta la
próxima página de las muchas que quedan por escribirse en "El diario de Aymará".
♪ Siempre evitándonos a oscuras y al final se ve la luz ♪
Muchos cariños y ¡feliz fin de semana!
¡NOS VEMOS!
Aymará;