jueves, 27 de octubre de 2016

Mi post número 50

Es un poquito extraño porque si comparo la cantidad de entradas que tengo hasta ahora con la fecha de inicio del blog, deberían ser más de 50. Pero hubo un intervalo bastante largo en el que, por varios motivos, dejé de escribir así que vamos a suponer que no está tan mal el número.
Se preguntarán por qué quise darle una especial importancia a los 50 posts. Podría haber hecho alguna mención en los primeros 25, por ejemplo… Pero no lo hice. ¿Por qué? No sé. Pero sentí la curiosidad de saber qué me llevó a remarcar mi entrada número 50 y me puse a navegar en la red.
Yo y mi tendencia a buscarle siempre un significado a las cosas… Dicen por ahí que el que busca, encuentra. Y yo encontré.
Según estuve leyendo, parece ser que el número 50 simboliza la percepción que a su vez está relacionada con el signo de Escorpio, casualmente ¿? mi signo del zodíaco. En teoría, la vibración del número 50 tiene como propósito promover la fusión entre cuerpo, alma, mente y espíritu. En el Tarot, el número 50 simboliza la afinidad -definida como la simpatía nacida de la semejanza entre los caracteres, opiniones, sentimientos, gustos, etc.- entre dos personas así como la tendencia de dos cuerpos a combinarse. La ley del número 50 es la libertad de acción y la influencia en los cambios importantes. El 50 representa la vida diaria y agitada, movimientos veloces y actividades aceleradas. Pero a su vez, es símbolo de libertad y capacidad para lidiar exitosamente con temas de distinta índole y para obtener experiencias enriquecedoras de todo este ajetreo. Una vez más, casualmente, encuentro una estrecha relación entre "mi momento actual" y esta síntesis de todo lo que estuve leyendo sobre el número 50.
A mí, lo que me surge del 50 es una representación del equilibrio, una especie de ambigüedad o, incluso, se me viene a la mente el concepto del Yin y del Yang. Si lo tuviera que asociar conmigo, teniendo una personalidad un tanto extremista, podría decir que el 50 vendría a recordarme la búsqueda de un punto medio. Qué paradoja que me guste tanto el color gris y tanto me cueste "encontrarlo".
¿Será que algo en particular me llevó a elegir este número o que se trató únicamente de una selección al azar?
En fin, más allá de todas estas "asociaciones salvajes", hoy quería celebrar mi post número 50 con ustedes y aprovechar la ocasión para agradecerles la linda compañía. Fue, es y seguirá siendo un placer compartirles algo de mí en cada una de las entradas de este blog.
Ahora les pregunto: ¿Quién me acompaña en otros 50 posts más?

→ Salud • Cheers • Skål ←

Muchos cariños y feliz jueves ♥


NOTA: Las sitios web que visité para investigar un poco sobre el significado del número 50 son los siguientes:


¡NOS VEMOS!
Aymará;

Pd: ¿Se acuerdan de "la bomba"? Ya les contaré con más detalles pero, como para no estirar la curiosidad, les adelanto que ¡ME MUDO!

viernes, 14 de octubre de 2016

Postre sin horno

Hace unos días, les había prometido la receta de uno de mis postres favoritos. Y, si bien estoy "atorada" de cosas y con poquitísimo tiempo, no quise demorarme demasiado y acá voy llegando a cumplir mi palabra.
Es un postre muy popular en Argentina y se conoce como "turron alemán" o "turrón de avena". La receta original, pueden encontrarla en Internet y es altamente probable que, incluso, se sorprendan con diferentes versiones. Yo, fiel a mi costumbre, le fui haciendo tantas modificaciones a lo largo de los años que lo re-bauticé "Turrón Aymará".
Es un postre riquísimo, sin horno y muy fácil de preparar. ¿Vamos a la receta?

INGREDIENTES:
- 200 gramos de manteca
- 2 cucharadas (soperas) de azúcar
- 3 cucharadas (soperas) de cacao en polvo
- 200 gramos de dulce de leche
- 1 cucharadita (de té) de algún vino dulce para postres (opcional pero MUY recomendable)
- 160 gramos de avena instantánea
- 195 gramos de galletitas de agua
- Cantidad necesaria de almendras y dulce de leche para decorar (opcional)


PREPARACIÓN:
Derretir la manteca a fuego mínimo. Retirar del fuego y agregar el azúcar, el cacao, el dulce de leche y el vino, integrando todo de manera tal que se forme como una crema. Agregar la avena y volver a mezclar. Romper las galletitas (con las manos, como para que queden rotas pero no molidas) e ir incorporándolas a la mezcla. Revolver muy bien con una cuchara hasta que les quede una especie de "revoltijo". Colocar "dicho revoltijo" en un molde de silicona, aplastarlo bien con alguna espátula y llevarlo a la heladera por al menos 3 horas.

¡A disfrutarlo!

TIP: Los postres, siempre quedan más ricos cuando se hacen de un día para el otro.
NOTA: Si quieren decorarlo como en la foto, solo tienen que untar las almendras con un poquito de dulce de leche y pegarlas sobre el turrón ;).

¿Qué les pareció mi receta? Espero que la hagan y seguro ¡no se van a arrepentir! ¿Me cuentan?
¡Feliz viernes!
Muchos cariños ♥


¡NOS VEMOS!
Aymará;

Pd: Les tengo una bomba (notición, como decimos acá en Argentina) pero paciencia porque en estos días mi tiempo está "colapsado" O_o.

domingo, 2 de octubre de 2016

Un recreo

En medio de tanto caos


Así, tal cual como los chicos de colegio salen corriendo y a los gritos cuando suena el timbre del recreo, yo busco un poco de relax. Y, antes de que mi mecanismo de defensa desajuste los resortes y todo vuele por los aires, me tomo un poquito de tiempo para descansar. Y me dispongo a disfrutar.
Siempre estoy apurada, con el tiempo justo, contra reloj. Es increíble pero, aunque me lo proponga una y otra vez, no consigo salir tranquila de casa. Mientras abro el portón, ya voy haciendo una lista en mi cabeza con los pasos a seguir para "exprimir" los minutos. Usualmente, cuando tengo que cargar nafta, utilizo ese ratito de espera para programar el GPS, ponerme perfume y/o hidratante para labios, enviar o responder algún mensaje y ordenar mejor lo que llevo en el bolso o en la cartera. Cuando no, los semáforos funcionan bien como reemplazo. Los jueves, por lo general, tengo un hueco de media hora entre un compromiso y otro; y lo aprovecho revisando y leyendo lo del curso del que acabo de salir. Una vez ¡merendé en un embotellamiento! No fue tan malo, conté casi con una hora de reloj. Más de una vez me sorprendo a mí misma ¡hasta pensando en cuándo voy a pensar! Sobre algo en particular o sencillamente en general, simplemente pensar…
Ahora que lo escribo me parece extraño y un poco ridículo, pero en el momento creo que así "maximizo el tiempo", lo ahorro ¿?. El problema de tanta sincronicidad es que si algo se demora más de lo estipulado, todo lo que sigue se desbarata y cae cual efecto dominó.
Sé que necesito cambiar algunas cosas porque no me agrada esta dinámica, no me hace bien. Y estoy en camino, tratando de mover las piezas necesarias como para rearmar mi rompecabezas diario.
Fue un larguísimo año, pasaron muchas cosas, hubo muchos cambios y me surgieron nuevos proyectos. A fines de noviembre y principios de diciembre tengo exámenes de inglés (FCE). En realidad, es solamente uno pero está dividido en dos días porque hay varias partes a evaluar. Anhelo el final de diciembre, porque necesito estar más tranquila, relajarme y descansar.
¿Será que, además de estipular mis horas de pensamiento, también estoy cronometrando mi descanso? Ya no lo sé... Pero, en medio de tanto caos, me tomé un recreo para... Bueno, para mí...
Fui a la peluquería y me corté el pelo como nunca antes (siempre lo tuve largo).

Hice uno de mis postres favoritos. Prometo la receta ASAP. Es riquísimo y muy fácil.

Camino a casa, me detuve a sentir esa libertad que siento al conducir. ¡Cómo me gusta! (cuando no voy apurada, claro). Disfruté de ver las luces y el movimiento de la ciudad.

Y en contraste, de la tranquilidad y el silencio al acercarme al área donde vivo.

Compartí una cena con mi hermana y dediqué una noche a cuidar a mi sobrino para que mi hermana y mi cuñado también tuvieran "su recreo" y pudieran salir. Y ¡exploté de amor!
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Rechacé un trabajo que hacía tiempo ya no quería seguir aceptando. Utilicé la simple y compleja palabra NO y fue un alivio tremendo. Salí a cenar con amigos y, hoy, me senté a escribir.
Parece difícil de creer, pero me siento más liviana, más alegre ¡y más libre! Tal vez era el pelo que me estaba pesando bastante, o el timbre de mi recreo que tardó demasiado en sonar...
Hay una frase que dice lo siguiente: Si tenés tiempo, meditá 10 minutos al día. Si no tenés tiempo, meditá una hora.
¿Qué les parece? Yo creo que es más que oportuna aunque ¿dónde encontramos la hora si no tenemos ni 10 minutos?
Al menos fue refrescante darme unos cuantos permitidos para fortalecerme y arrancar el lunes con más ganas. 
Espero que disfruten lo que queda del domingo, y tengan un excelente comienzo de semana.
Muchos cariños desde este rincón del mundo ♥

Está muy nublado y ya se escuchan los truenos; la lluvia está a punto de llegar.


¡NOS VEMOS!
Aymará;