viernes, 16 de septiembre de 2016

Jamás abandoné

Claro, dependiendo de lo que cada uno entienda por abandonar. De acuerdo a mi propio concepto, nunca lo hice. No sin antes evaluar y estar segura de que no quedaba ni un solo motivo relevante por el cual continuar. Siempre, y especialmente en estos días, han resonado las palabras de un poeta; que mi tía -profesora de declamación, entre otras cosas, y aficionada a la poesía- me recitó muchas veces, desde mi niñez:


¡PIU AVANTI!
No te des por vencido, ni aún vencido, 
no te sientas esclavo, ni aún esclavo; 
trémulo de pavor, piénsate bravo, 
y arremete feroz, ya mal herido. 
Ten el tesón del clavo enmohecido 
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo; 
no la cobarde estupidez del pavo 
que amaina su plumaje al primer ruido. 
Procede como Dios que nunca llora; 
o como Lucifer, que nunca reza; 
o como el robledal, cuya grandeza 
necesita del agua, y no la implora... 
¡Que muerda y vocifere vengadora, 
ya rodando en el polvo, tu cabeza!


Por supuesto que ya no soy la misma que de niña, ni la que era hace dos años atrás. La vida, las vivencias, las personas que se cruzan en nuestro camino y las distintas experiencias nos van cambiando. Incluso, a veces, tuercen nuestro recorrido y nos llevan hacia nuevos destinos. Pero, siempre, siempre, todo lo que nos sucede nos enriquece, nos hace aprender y, sobre todo, crecer.
Como ya les he contado en mi entrada anterior, este blog significó y significa mucho para mí. No voy a ser reiterativa y a repetir lo ya dicho pero sí me parece oportuno mencionar la respuesta a uno de mis tantos interrogantes de últimamente: ¿Por qué es tan especial para mí "El diario de Aymará"? Porque me apasiona escribir. Porque es mi espacio, donde puedo expresar lo que pienso y lo que siento. Porque la elección del tema sobre el que voy a escribir, el modo de trasmitirlo y la minuciosa elección de las imágenes (que, a excepción de un solo post, son fotografías propias) para complementar lo que quiero expresar alimentan y duplican mi inspiración original. Porque me conecta más conmigo misma y, en consecuencia, también más y mejor con los demás. Porque desarrolla e intensifica mi creatividad. Y porque descubrir que, a pesar de haber pasado dos años, todavía hay lectores que siguen haciéndose presentes me llena de orgullo (únicamente del bueno), de agradecimiento y de felicidad.
¿Habrá sido lo suficientemente grande la transformación de aquella niña -que prestó la atención necesaria como para recordar, todavía hoy, los versos de Almafuerte- como para modificar su esencia y, esta vez, decidir abandonar?
En este espacio tan mío, tan privado, tan personal y, al mismo tiempo, tan expuesto a todos los demás ¿queda, aún, algún motivo relevante por el cual continuar? Muchas de mis aventuras y desventuras, las que siguieron trascurriendo en Noruega (desde que dejé de escribir) y las que recomenzaron en Argentina (desde que decidí regresar), quedaron en el tintero. Y con ellas, infinitas historias por contar.
Yo siempre luché por lo que quería y nunca me amedrentaron los obstáculos. Puedo ser muy obstinada. Testaruda. Terca. Porfiada. No me doy por vencida con tanta facilidad. Entonces me pregunto: ¿Abandonar yo? Y la primera respuesta que me surge es: no. Jamás. Porque todavía queda mucha tela por cortar, varios cartuchos por quemar y más agua por pasar por debajo de este puente llamado "El diario de Aymará". 

Antes de irme, les dejo esta canción de Laura Pausini. Siento que está estrechamente relacionada con este post y se la quiero dedicar a mi blog. 

(video extraído de youtube)

Ahora sí me despido, hasta la próxima página de las muchas que quedan por escribirse en "El diario de Aymará".

♪ Siempre evitándonos a oscuras y al final se ve la luz ♪

Muchos cariños y ¡feliz fin de semana!


¡NOS VEMOS!
Aymará;

martes, 6 de septiembre de 2016

Hola, gracias, perdón

La verdad que no sé bien qué decir porque no tenía pensado escribir, o quizás sí, pero no así, no ahora, no de este modo tan intempestivo. Cuando no se sabe por dónde empezar es buena idea hacerlo por el principio, pero en mi caso resultaría muy complicado y demasiado largo (nunca me destaqué por mi capacidad de síntesis) así que me parece que lo más atinado sería ir, dentro de lo posible, al propósito principal de este post.
Mi larguísima ausencia no tiene excusas, pero sí motivos, muchísimos y de todos los colores y sabores. Supongo que, si decido quedarme en este "mundillo bloguero", iré contándoles de a poco y, como siempre, poniendo lo mejor de mí para trasmitírselos de la mejor manera.
Desde hace más de un año (no quiero ni hacer cuentas :P), no solamente dejé de escribir sino también dejé de entrar a mi blog, a mi cuenta de blogger, a mi cuenta de gmail, etc. Simplemente no podía, o no quería, o ambas. Pensé muchas veces en volver para despedirme, otras en recomenzar con un nuevo blog, otras en volver para quedarme… Y mientras yo intentaba tomar la mejor decisión, fue pasando el tiempo que, según Juan Gabriel, es malo y muy cruel amigo.
Para algunos puede parecer una pavada pero quienes tienen (o han tenido) un blog, seguramente (o eso pienso yo) comprenderán que este espacio significa mucho para muchos (valga la redundancia), especialmente para quien lo escribe, y no es una decisión fácil de tomar.
A través de "El diario de Aymará", he conocido toda clase de gente. Personas maravillosas, gracias a quienes viví experiencias positivas que me han llenado de alegría y gratificación. Y gente maliciosa, resentida, y/o envidiosa, de quienes he recibido actitudes muy desagradables -detalle que, en mayor o menor medida, contribuyó a tal desconexión de mi parte-. Sin embargo, ambos grupos me han enriquecido. El primero, haciéndome más feliz con su cariño y reconocimiento. El segundo, fortaleciéndome y haciéndome más sabia.
Hay tantas cosas que he volcado en este pequeño gran espacio… Lo que he dado de mí para crearlo y cultivarlo… Mi cariño y esmero, mis sentimientos, mis curiosidades, mis gustos, mis habilidades. Mi creatividad, mis opiniones, mis descubrimientos. Una enorme parte de "mis momentos". Un pedacito de mi vida… Y mi tiempo. Ése que, -otra vez- como bien canta Juan Gabriel, pasa y no se detiene.
He extrañado horrores leer sus blogs y participar como solía hacerlo antes, escribir, contarles sobre mis días… Me ha acechado el imaginar que posiblemente alguien podría preocuparse por no saber de mí (sí, se me cruzó la idea por la cabeza porque yo me he preocupado varias veces por gente querida, de blogs que seguía, cuando ya no escribían). Pero realmente no me atrevía a volver a entrar.
Alguna razón, cosas de la vida o cuestiones del azar… Algo me llevó a leerlos a muchos de ustedes, de nuevo, hace a penas unos días atrás. Es evidente que la causa logró su efecto y hoy, aún sin estar segura siquiera de recordar mi contraseña, volví a tipear esos 23 caracteres y, después de más de un año, re-ingresé a aymaraspaital@gmail.com.
Me encontré con muchísimos correos que, por obvias razones, quedaron sin responder: consultas, saludos, felicitaciones, invitaciones, propuestas y el punto de inflexión que me motivó a querer escribirles hoy, ahora, ya, sin demorarme ni un minuto más: La preocupación de algunas "amigas bloggeras" por no haber sabido de mí nunca más.
Confieso que me siento muy culpable y avergonzada de haberlas hecho preocupar. Lamento no haberme comunicado antes, no haber encontrado la forma adecuada de respetar mis sentimientos y, al mismo tiempo, los de los demás.
Como decía al comienzo del post, no tenía planeado escribir y no sé si voy a quedarme, a irme o a seguir en "stand-by". Lo que no dudo es que sus correos electrónicos no puedo pasarlos por alto y por eso estoy acá.
Quiero agradecer infinitamente a todos los que, con cariño y respeto, han pasado por este pedazo de mi vida; dejando su imborrable huellita. Sus visitas, sus aportes, su buena energía y sus comentarios han contribuido en el mejor de los sentidos y han alimentando tanto mi blog como mi día a día. También quiero hacer un agradecimiento especial: a Sara por elegir mi blog para el mejor del mes en expat-blog.com, fue una mención muy importante para mí y la recordaré siempre. A Omar, por contactarme para aquella entrevista que habría sido un placer concretar. Y a ustedes, Madreselva, Lidia y Andrea Ge, les agradezco enormemente la preocupación y les pido perdón.
No sé qué decidiré con respecto a "El diario de Aymará", no prometo nada, seguiré pensándolo y supongo que el tiempo lo dirá ¿no?
Por ahora, me despido enviándoles un abrazo enorme y deseándoles una excelente semana.

Gracias por todo y a todos. De corazón, MUCHAS GRACIAS ♥


¡NOS VEMOS!
Aymará;