domingo, 2 de febrero de 2014

"Bendita" burocracia

Hace varios años atrás, por medio de una persona que me recomendaron quise tramitar la ciudadanía italiana o española. Resulta que me comuniqué con la persona en cuestión y, no recuerdo después de qué paso, literalmente desapareció. Después yo me colgué y todo quedó allá lejos y hace tiempo. El año pasado, volví al ruedo. Empecé a averiguar, y alguien me dijo que tal vez era más conveniente tramitar la ciudadanía española (yo tengo ascendencia española por mi papá e italiana por mi mamá) ya que no necesitaba traducir documentos como partidas de nacimiento, de matrimonio de mis padres, etc. Me puse en contacto con el consulado español y se me cayó cualquier expectativa positiva que podría haber tenido al escuchar como respuesta que, por la crisis que está transitando España en este momento, no era posible acceder a la ciudadanía española, siendo nieta de españoles (3º generación), y que podía estar al pendiente de cualquier modificación a esa cláusula pero no era probable por el momento.
Confieso que al colgar el teléfono me quedé con un poco de bronca, un poco conmigo misma, por haberme colgado unos años atrás, y otro poco porque lo sentí un poco injusto. Pero sentimentalismos aparte, y a pesar de las traducciones que según me habían dicho era más complicado, tomé la segunda opción que tenía. Después de unas cuantas llamadas al consulado italiano sin respuesta alguna más que la del contestador automático, decidí presentarme en persona y ver si era viable obtener mi ciudadanía italiana. Volví a mi casa un poco más animada, porque la respuesta fue positiva, hasta que comenzó la pesadilla, de los dimes y diretes, entendidos y malos entendidos, información a medias y desinformación, llamada burocracia. La ayuda de mi mamá no fue para nada en vano, porque ella se encargó de conseguir las partidas certificadas y traducidas al italiano para presentar en el consulado. El siguiente paso a seguir era (ya entregada la documentación pertinente) presentarme en el consulado, llenar un formulario con mis datos, firmarlo y esperar a que me confirmen vía e-mail mi ciudadanía italiana. Pero después de tanta agua debajo del puente, llegó la fecha de mi viaje a Noruega, y con o sin ciudadanía me tuve que ir y posponer el trámite. Estando allá, traté de continuar con el proceso, pero, también después de muchos dimes y diretes, entendidos y malos entendidos, información a medias y mala información, llamadas telefónicas, y mails escritos en inglés y en noruego que me llegaron con respuesta en italiano ¿?, sin sacar nada en limpio llegó nuevamente mi fecha de vuelo con destino a Argentina. Al tercer día de mi regreso a casa me presenté en el consulado para completar el bendito formulario y firmarlo y, adivinen que... Me dijeron que “justo ese día”, no era posible realizar "justo el trámite que yo necesitaba realizar". Volví, ya con una especie de ataque de no sé qué cosa que podría asemejarse a "locura total", que se me tuvo que pasar porque no me soportaba ni yo misma, y volví al día siguiente con mi mejor sonrisa al consulado, con mi novio de apoyo logístico, jeje.
Cuando le comento mi situación a la mujer que me recibió en la oficina correspondiente a mi caso, me dice: ¡Ah! ¡Nooo! ¡Es que es imposible que realices un trámite de este tipo en un país que no sea el tu residencia! Y yo, en ese mismo momento quise tratar de comprender por qué ninguna persona (de las tantas con las que habló mi novio por teléfono en noruega, o las que contestaron nuestros correos electrónicos) fue capaz de decir algo tan simple como eso, pero ya era pasado y no es bueno acoger viejos rencores, así que sólo sonreí y seguí con el procedimiento, completé el trámite y salí de la oficina rumbo a casa, a esperar indeterminadamente que me llegara la "bendita confirmación".
Hace algunos días, abro el correo y encuentro el "BENDITO MAIL" que tanto esperé pero, obvio, estaba escrito en italiano. Lo leí mil y una vez, lo pasé por el traductor de google y se lo leí (en mi italiano "argentinizado", jeje) a mi mamá por teléfono para, fiel a mis manías, estar 110% segura de que las palabras, ahí escritas, eran las que yo esperaba. ¡Y sí! Después de tantas idas y vueltas, resultados frustrados e incertidumbres, al fin obtuve ¡MI CIUDADANÍA ITALIANA!!
Ahora sólo me queda tramitar el pasaporte, pero ya tengo el turno así que no creo que sea demasiado complicado o lennnnto como el proceso de la ciudadanía. ¡Al menos eso espero! Ya les contaré como resulta todo, con fotito incluida. Por ahora celebro mi logro, que tanto me costó pero valió la pena. :)
¡Besos a todos y a cruzar los dedos por el paso final!

Y así quedé... Después de taaaaantos avances y retrocesos O_º


¡NOS VEMOS!

4 comentarios:

  1. Te felicito por lo de la ciudadanía italiana, es una gran ventaja cuando se piensa viajar o vivir en Europa.
    MIs hijas y yo tenemos el pasaporte de la Comunidad Europea y la nacionalidad belga por nuestro esposo y padre y vieras como, aún siendo colombianas entramos, salimos, nos movemos como pez en el agua con el dichoso pasaporte que es un "ábrete sésamo".

    ResponderBorrar
  2. ¡Muchas gracias! Sí, es una enorme puerta que abre incluso muchas más, así que espero obtener el pasaporte en la fecha esperada.

    ResponderBorrar
  3. jaja que risa con la foto. yo tambien he tenido miles de problemas con la burocracia , en colombia, porque aca todo funciona muy bien en cuestion de papeles y cosas legales :) saludos

    ResponderBorrar
  4. Supongo que en Noruega también funciona bien ese tema...Ahora me queda el pasaporte, así que esperemos que no vuelva a quedar como en la foto. Si bien creo que salí bastante simpática, no me veo muy favorecida ;)
    Saludos a vos también y que tengas hermoso comienzo de semana.
    Muchas gracias por pasar a visitarme :)

    ResponderBorrar

GRACIAS POR TU VISITA ♥
¡VOLVÉ PRONTO!